Amanecer tras lo apoteósico

En lo justo que escuché el despertador esta mañana, me vestí, recogí mis cosas y salí del cine. Existía la necesaria espera del autobús, pero es ahí, cuando mi mente empezó a trabajar y a recordar cosas de la noche anterior.

De sorpresas, ciegos y accidentes provocados estamos hablando. Dicho así, joder, parece macabro y todo.

Daba igual coño... Es que daba todo absolutamente igual, lo único que me faltó en aquel abrazo era haberte susurrado al oido: "Enhorabuena".

¿Por más veces que lo pienso? Creo que está muy claro, me lo puedo diagnosticar hasta yo mismo, que se me acelere el corazón, que me resulte tan increíble el poder verla.

De accidentes hablábamos, bonito punto, me fustigo a día de hoy. No puedo ser más inútil, más tonto, más nada, no puedo.

¿Lo que me sigue faltando? Una foto.